sábado, 6 de marzo de 2010

Con radicalismos y prohibiciones no se arreglan las cosas

Patéticos me han parecido los sucesos acaecidos recientemente el pasado jueves día 4 del presente mes en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en relación a los actos de protesta con motivo de la visita a dicho campus de la líder del partido político Unidad Progreso y Democracia (UPD), Rosa Díez, cuyo propósito era dar una conferencia en la Facultad de Ciencias Políticas. Los responsables de los altercados han sido un grupo de independentistas radicales que han hecho todo lo posible para boicotear el acto, el cual finalmente tuvo lugar en otra aula para mayor seguridad. Al terminar, una lluvia de gritos y objetos varios cayeron sobre la diputada, cuando marchaba de la UAB rodeada de guardaespaldas.
No es la primera vez que en la UAB un grupo de estudiantes radicales se dedica a boicotear a determinados políticos para impedirles su presencia. Anteriormente corrieron la misma suerte el ex-lehendakari Juan José Ibarretxe y años atrás políticos como Aleix Vidal-Quadras, Narcís Serra, el desaparecido Jordi Solé Tura y José María Aznar, cuya visita de éste último provocó una fuerte y violenta actuación policial.
Desde un punto de vista de imparcialidad política, y con independencia a que pueda simpatizar o no con esta mujer y con las ideas de su partido, las actuaciones de este grupo independentista radical, que no representa a la totalidad de estudiantes del campus de Bellaterra, son inapropiadas y contribuyen a desvirtuar y a desprestigiar la imagen de una universidad que históricamente ha sido conocida por sus luchas antifranquistas y en defensa de la democracia y las libertades. Con ello se cumple desgraciadamente aquella frase que dice “los libertadores de hoy serán los fanáticos de mañana”.

Estoy de acuerdo que un determinado personaje de la política pueda generar odio y rechazo, pero de ahí a intentar prohibir su presencia y a que realice una conferencia es un verdadero error que vulnera la libertad de expresión. Este colectivo de estudiantes parece que tiene posesión de la verdad y poder para decidir sobre los demás quien puede venir o no a la UAB. Democracia significa no solo poder deleitarse de todos aquellos ideales y opiniones que nos gustan y de los que nos sentimos identificados, sino también aceptar aquellos de los que no estamos de acuerdo por desagradables que nos puedan parecer. No es obligatorio tener que pensar de una manera determinada. Este es el juego de la libertad de expresión, pues en caso contrario, si solo presionamos para que predominen ciertas ideas y nunca otras, la democracia automáticamente desaparece y pasamos a un sistema autoritario. Aunque discrepemos de ciertas opiniones e ideologías, ello no justifica tener que ahogar a estas personas porque no nos gusta su manera de pensar. El valor de un ser humano no radica en sus ideas políticas, de lo contrario engendramos un nuevo sistema clasista donde un ciudadano pasa a ser de segunda o de tercera si no aprueba o está de acuerdo con determinados ideales. Todo el mundo tiene derecho a expresar sus ideas y opiniones sin ser coartado o coaccionado, y es un deber tener que respetar para que exista una verdadera convivencia. De los políticos anteriormente citados se puede pensar lo que se quiera, desde que son magníficos hasta que son unos indeseables, pero nunca taparles la boca.
Es precisamente muy útil escuchar o leer las opiniones de quienes discrepamos, porque de ese modo podemos adquirir más y mejores argumentos para desacreditarlos que no si nos encerramos en una burbuja solamente en las ideas que compartimos como si no existiese mayor verdad que aquello en lo que creemos. Nadie está en posesión de la verdad absoluta y nadie tiene el cielo asegurado por pensar de un modo determinado. La consolidación de “lobbies” de poder y de “tribus” a quienes nunca puedes ni debes contradecir y que actúan sobre la sociedad, entidades e instituciones varias como un “Gran Hermano” que vigila y todo lo ve, rompe con las reglas de la democracia y lleva al radicalismo y al extremismo. La solución al problema es muy sencilla. Cuando venga un líder político la UAB para dar una conferencia, quien quiera ir que vaya, y quien no, simplemente que se vaya al bar, a la biblioteca o se tumbe en el césped del campus si hace buen día. Nadie te obliga a asistir.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues vaya...después de ver el video y leer comentarios de kaos en la red, me preocupa este fascismo violento y poseedor de la verdad, seguramente son unas decenas pero se creen con derechoa todo y ademas se les rien las gracias, que mierda de sociedad tenemos que lo consiente!!