sábado, 6 de agosto de 2011

Detractores de Gaudí y de su obra para dar la nota


Determinadas personas han decidido abominar de la figura del arquitecto Antoni Gaudí y de su obra arquitectónica.. Sin embargo, los argumentos que utilizan para justificarse responden mayormente a tópicos infundados. Suelen decir que Gaudí estaba loco, era un megalómano y un fanático religioso creador de una arquitectura poco innovadora, vacía y carente de un mensaje.
Quisiera discrepar de estos motivos que a mi parecer reflejan un claro desconocimiento sobre el personaje de Gaudí, de su obra y de la historia de la arquitectura. No deseo entrar a defenderlo con razones técnicas porque un servidor no es arquitecto y, por tanto, desconozco muchas cosas de este campo que me impiden hacer un claro juicio de valor en este sentido. Tampoco quiero entrar a defenderlo por razones identitarias o políticas, porque eso sería absurdo e irracional, puesto que nada tiene que ver valorar la obra y el genio en relación con el lugar donde se ha nacido y las creencias personales que tuviese.
Por supuesto, se puede criticar a Gaudí y decir que no gusta ni su persona ni su obra, y no quiero ilegitimar a quienes adopten esa postura ni etiquetarlos siquiera. No existe ninguna norma o ley que obligue y dictamine a pensar que Gaudí era un genio y que sus obras son magníficas, en contra de la voluntad de quien crea lo contrario. Soy consciente de que insigne figura de nuestra historia ha sido “prostituida” desde una perspectiva económica como herramienta de marketing para el fomento del turismo de la ciudad. La relación entre Barcelona y Gaudí ha sido tan extremadamente insistente que da la sensación de que tenemos “trencadissos” hasta en la sopa. Entiendo que haya gente más que harta y aburrida de ese Gaudí del turismo, de japoneses retratando la Sagrada Familia y La Pedrera, de turistas preguntado cómo ir al Park Güell, de arquitectos modernos que imitan sus curvas y parábolas y afirman haber tenido una “inspiración gaudiniana”, del merchandising creado entorno a su mundo, y un poco de ese dogma que socialmente nos presiona para afirmar que Gaudí era un genio y sus obras arquitectónicas irrepetibles, y quien afirme lo contrario se equivoca o es tonto. Insisto, pues, en no demonizar a sus detractores ni convencerlos de que están equivocados, solo exijo la argumentación de unos motivos coherentes y de peso para explicar por qué no les gusta Gaudí.


Y aunque parezca que yo siga la doctrina impuesta por el Ayuntamiento, sí que me gusta Gaudí y le defiendo, y creo además que efectivamente fue un genio y sus obras unas piezas maestras únicas e irrepetibles que se avanzaron a su tiempo e innovaron la arquitectura moderna. Ahora bien, mi opinión no se debe a una imposición de Turismo de Barcelona o a una sumisión personal al dogma municipal o catalanista puesto que si pensara lo contrario no dudaría en hacerlo. Me gusta y lo defiendo con independencia de que exista esta presión infundada, y lo hago en base a lo que he visto y leído pese a no ser arquitecto. Es más, yo tampoco quiero afirmar que tengo la razón porque en mi posición de defensa también puedo estar equivocado. En cuanto a quienes lo aborrecen, no acepto razones de coyuntura en tanto que ahora en Barcelona está de moda y solo pretendan llevar la contraria a lo que dice la mayoría. Es decir, afirmar que no gusta porque es lo que gusta a casi todo el mundo para dar a nota y marcar la diferencia me parece una postura absurda e irracional que no lleva a ningún sitio. También quiero referirme a quienes alardean de ser muy modernos o “modelnos” y les da por desvalorizar la arquitectura modernista en general y a quienes les encanta abominar de Gaudí para darse un toque de intelectualidad que les dé una imagen de interesante y atrevido. No es la primera vez que oigo afirmar que los arquitectos Puig i Cadafalch y Domènech i Montaner fueron mejores y más innovadores. Es una postura opinable y respetable si se argumenta coherentemente, pero sin embargo me huele a pose en la mayoría de casos que he conocido personalmente, como otra muy conocida en el mundo cinematográfico de quienes afirman que Buster Keaton era mejor humorista que Charles Chaplin. Insisto de nuevo, eso es igual que lo anteriormente dicho, opinable y respetable, pero a menudo de dudosa sinceridad por la manera en como lo expresan o argumentan. Otra crítica absurda hacia Gaudí es alegar su exceso de conservadurismo, catalanismo y religiosidad, puesto que aquí no se juzga al hombre, al genio y a su obra, sino su pensamiento político y sus creencias divinas, y establecer una relación significa afirmar que las personas que son ideológicamente de una determinada manera como lo era él no valen nada o eran malas.


Gaudí está de moda. Gaudí se ha convertido en el icono del turismo de Barcelona. Tenemos la presencia de Gaudí por todas partes. Quieren dogmatizar el genio de Gaudí y su obra. Y yo entiendo a quienes se manifiestan hartos de todo esto, pero rechazar a Gaudí como una reacción a esa perversión erigida por las administraciones e instituciones no es un argumento de peso. Por favor, busquen motivos convincentes alejados de los tópicos encaminados a dar la nota o hacerse el intelectual y os respetaré.

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