sábado, 2 de agosto de 2014

EL AUTOCINE de El Prat de Llobregat, una sala de cine a la americana

Procedencia: La Vanguardia

El autocine o drive-in, entendido como sala de cine al aire libre con pantalla, cabina de proyección, cafetería-bar, servicios-wc y estacionamiento para automóviles desde los cuales se visualiza la película, tuvo su origen en los Estados Unidos, concretamente en New Jersey el año 1933. Al conjugar la cultura del coche con la del cine, podían asistir familias y era el punto de encuentro íntimo de muchas parejas, este modelo de exhibición cinematográfica se extendió por todo el país, especialmente por el oeste californiano. Durante los años posteriores fueron mejorando y ofreciendo más servicios y comodidades, pero a partir de los años setenta empezó el declive y el cierre progresivo de autocines. Las razones fueron básicamente los cambios de hábitos de ocio y consumo de la población en general y de la juventud en particular, al auge de la televisión y la comodidad del vídeo doméstico.

Procedencia: Google Map

El primer autocine que se abrió en España fue en Alameda de Osuna (Madrid) el año 1959, resultando un estrepitoso fracaso ya que cerró al cabo de pocos meses. Años después, coincidiendo con la etapa de decadencia de esta clase de oferta cinematográfica en los Estados Unidos, la empresaria Pilar Mijangos Pejo decidió arriesgarse apostando por la construcción de un autocine en las cercanías de Barcelona. Ella, junto con su hermano Arturo disponía de otros negocios como las galerías "El Mercadillo", abiertas en 1972 en la calle de Balmes y en 1975 en la calle de la Portaferrissa, siendo ésta última conocida popularmente como "El camello" por la figura en cartón-piedra de este animal situado en la entrada. Pilar, además, fue quien fundó la cadena "ZAS" de tiendas de ropa.

Procedencia: Arxiu Municipal del Prat de Llobregat

El 23 de marzo de 1977 solicitó permiso al Ayuntamiento de El Prat de Llobregat para la instalación de un autocine en unos terrenos situados en el kilómetro 7 de la autovía de Castelldefels, al lado del nudo de acceso al aeropuerto, en terrenos delimitados por el camino de Cal Pelut, propiedad de Cal Rovira. El lugar era idóneo, ya que estaba muy bien comunicado y tenía muy cerca lugares de interés como el núcleo urbano de El Prat de Llobregat a solo 2 kilómetros de distancia, el aeropuerto, el centro comercial Carrefour y el camping "La ballena alegre".
En mayo siguiente, el expediente del proyecto pasó primero a manos de la Corporación Metropolitana de Barcelona (CMB), después a análisis de los Servicios Técnicos Municipales de El Prat de Llobregat, posteriormente a la Comisión Provincial de Servicios Técnicos del Gobierno Civil de Barcelona y, finalmente, al alcalde de El Prat de Llobregat. Los propietarios de los terrenos afectados, que los tenían sin cultivar y sin uso agrícola alguno, no alegaron nada contra el proyecto y cedieron a que se arrendaran sus tierras. El presupuesto total del autocine era de 12.000.000 de pesetas, de los cuales 1.500.000 sería para la maquinaria.

Procedencia: Arxiu Municipal del Prat de Llobregat

Tras su examen, el 27 de junio siguiente la CMB alertó de que la licencia no se podía otorgar con carácter definitivo porque ello dependía de la aprobación del Plan Especial del Sector del Delta del Llobregat, que incluía los terrenos afectados por la construcción del autocine. El espacio, de 16.000 metros cuadrados de superficie, estaba cualificado como Zona 9 (protección de comunicaciones) y Zona 24 (rústico protegido de valor agrícola). Esta situación urbanística determinó que la concesión sería "a precario" y con renuncia a cualquier tipo de indemnización por parte de la peticionaria en el momento que tuviese que cesar el negocio.
El 26 de julio siguiente, el gobernador civil de Barcelona otorgó una concesión provisional, y el 3 de agosto siguiente lo hizo el Ayuntamiento de El Prat de Llobregat, si bien estos remarcaron que mientras la peticionaria no la recibiese y la escritura ante notario no se hiciese efectiva no sería posible la apertura comercial del autocine.

Procedencia: Arxiu Municipal del Prat de Llobregat

La inauguración se previó para el día 14 de aquel mes y año con la proyección de la película "Harold y Maud", pero el Consistorio municipal se negó rotundamente, de modo que en esa fecha los usuarios que vinieron con su coche se vieron obligados a dar la vuelta y marcharse. Ello sucedió entre las 8 y las 11 de la noche. Dada la situación de ocupación ilegal mientras no se cerrara la formalización de la concesión y el expediente, se estudió la posibilidad de dar un permiso provisional mientras no se regularizara definitivamente la situación. Paralelamente, la Jefatura Provincial de Tráfico había emitido un informe desfavorable al autocine, alegando que el acceso al recinto desde la autovía era insuficiente y que la proyección de la película era visible en sentido Barcelona, hecho que podía distraer a los conductores y provocar accidentes de circulación. Por ello, a petición suya se instalaron unos protectores en los laterales de la autovía para impedir el paso directo entre la carretera y el autocine, y se colocó una gran lona para impedir la visión de la pantalla desde lejos para evitar la distracción de los conductores que conducían.

Procedencia: Arxiu Municipal del Prat de Llobregat

Tras unos días de cierta tensión, el 20 de agosto siguiente se procedió a formalizar la escritura ante notario, momento en que la peticionaria podía proceder a inaugurar el autocine, cuya gestión iría a cargo de su empresa El Autocine Sociedad Anónima. En sesión convocada por la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento de El Prat de Llobregat el día 27 de agosto siguiente, se aprobó definitivamente la vigencia de la concesión "a precario".
Finalmente, la esperada apertura al público tuvo lugar el 1 de septiembre del mismo año 1977. La primera película proyectada fue "Los doce días de Astérix", que se exhibía en sesiones de tarde, y "Frenesí", que se exhibía en sesiones de noche.
El recinto, delimitado por una valla de 2 metros de alto y 530 metros de longitud perimetral, tenía una superficie de 18.120 metros cuadrados, de los cuales el vestíbulo ocupaba 2.120, la zona de aparcamiento y accesos 15.958, los servicios-wc 13 y la cabina de proyección 29. Disponía de dos accesos de entrada y dos más de salida, además de una salida de emergencia. Como curiosidad, remarcar que cuando un automóvil entraba en el recinto, un equipo de empleados se dedicaba a limpiar gratuitamente el parabrisas del vehículo para permitir un mejor visionado de la película.

Procedencia: Arxiu Municipal del Prat de Llobregat

El aforo tenía capacidad para 395 automóviles, lo que equivalía a unos 790 espectadores. El interior estaba señalizado con señales de tráfico reflectantes para facilitar las maniobras de los vehículos. Los terrenos, debido a que eran arrendados y afectados por futuros planes urbanísticos, solo podían recibir modificaciones que permitiesen devolverlos a su anterior estado. Por ello el suelo no estaba asfaltado sino cubierto por una capa de grava de 5 centímetros de espesor.
Había instaladas dos casetas prefabricadas portátiles hechas de material incombustible a prueba de incendios, una de ellas para servicios-wc más una pequeña enfermería para primeros auxilios, y la otra para ser usada como cabina de proyección, con lavabo y una sala de manipulación de cintas. Había también servicio de bar.

Procedencia: Todocolección

Las películas se exhibían en 35 milímetros mediante un proyector cinematográfico de 11.000 vatios de la firma Nassamann tipo B. La imagen iba a parar en una pantalla de 15 metros de alto por 24 metros de ancho, formada a base de placas de madera sujetadas por detrás mediante una estructura metálica aguantada sobre una base de hormigón.
El sistema de sonido disponía de 6 amplificadores de 600 vatios de potencia y 400 altavoces instalados en unos postes, lo que correspondía a uno para cada coche, adecuadamente distribuidos. Pero también había una opción más cómoda a través de una emisora de radio con frecuencia FM que el propio autocine emitía y que desde la radio del coche había que sintonizar para poder escuchar la película desde el interior del vehículo.

Procedencia: Arxiu Municipal del Prat de Llobregat

Para la actividad del autocine se disponía de un personal que constaba de un maquinista, el ayudante de maquinista, la taquillera de la entrada principal y dos acomodadores que también desempeñaban la función de vigilantes de seguridad.
La entrada valía 130 pesetas, que en realidad era la suma de 90 pesetas el cliente y 40 pesetas el coche. La oferta consistía en la proyección de dos películas por la tarde-noche en temporada de verano y tres en temporada de invierno. Ello se debía a que en otoño-invierno la puesta de sol era más pronta. Generalmente las películas ofrecidas eran de reestreno, sin programa doble, aptas para todos los públicos. La única excepción fue "El último tango en París". Durante sus años activos, se programaron películas como "2001, una odisea del espacio", "El dormilón", "El honor perdido de Katharina Blum", "El otro", "El violinista en el tejado", "F.I.S.T. (Símbolo de fuerza)" "Forajidos de leyenda", "Gente corriente", "Hair", "La casa de los horrores", "La fuga de Logan", "La invasión de los zombies atómicos", "La mujer del teniente francés", "La recluta Benjamín", "La terraza", "La vuelta al mundo en ochenta días", "Los antagonistas", "Mi bello legionario", "Nevada Express", "New York, New York", "Odisea bajo el mar", "Tal como éramos", "Tormentos", "Un viaje con Anita", "Ultimátum", "West side story" y "Zardoz", entre otras.
El 18 de agosto de 1979 se produjo un atraco a mano armada, en el que tres individuos se llevaron la recaudación de 50.000 pesetas a las 23:30h. tras haber intimidado a la taquillera. Fue el único incidente grave que se produjo.

Procedencia: Arxiu Municipal del Prat de Llobregat

Tras haber permanecido activo durante seis años, el autocine cerró definitivamente sus puertas el 8 octubre de 1983. Lo hizo de la forma más discreta, sin que los medios de comunicación lo anunciaran. La última película exhibida fue la comedia "Cómo flotas, tío", del dúo Cheech y Chong. La clausura se debió principalmente a tres razones. Primero, existía una crisis que estaba llevando a la desaparición de las tradicionales salas de barrio o de reestreno con motivo del auge del vídeo doméstico y al cambio de hábitos de ocio de la población. Segundo, este modelo americano de exhibición cinematográfica no obtuvo los resultados esperados, posiblemente a una falta de tradición en el país. Y tercero, porque al estar el autocine bajo un contrato "a precario" y ubicado en terrenos afectados por el Plan Especial del Delta del Llobregat, tuvieron que cesar su actividad, tal y como estipulaban las condiciones impuestas en el momento que se ejecutara alguna actuación.
Tras el desmantelamiento de las instalaciones y la retirada de la grava, en la actualidad los terrenos son destinados a usos rurales. Tras más de tres décadas de su cierre, solo quedan restos de la base de hormigón que soportaba la estructura de la pantalla.

Procedencia: Google Map


Nota: las imágenes procedentes del Arxiu Municipal del Prat de Llobregat utilizadas para la ilustración del presente artículo han sido extraídas del "Expediente relativo al proyecto de instalación de una sala de proyecciones al aire libre, en la autovía de Castelldefels, km. 7. Peticionaria: Pilar Mijangos". Se prohíbe el uso de dichas imágenes sin previa autorización para otro blog, página web o similar. Para cualquier consulta o en caso de dudas escribir a patrimonicultural@elprat.cat o bien llamar al 934782858.



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