martes, 20 de enero de 2015

Barcelona, la cuna del primer teléfono peninsular


Una característica histórica de la ciudad de Barcelona fue a menudo su capacidad de liderazgo en la aportación de innovaciones producidas tanto a nivel local como importadas de otros países. Y en ese sentido el teléfono no ha sido una excepción. El 9 de octubre de 1876 el científico, inventor y logopeda escocés Alexander Graham Bell había patentado un aparato que permitía comunicarse a distancia mediante un alambre tendido que por medio de señales eléctricas emitía señales acústicas. Sin embargo, desde el año 2002 se reconoce al ingeniero italiano Antonio Meucci como el inventor del teletrófono en 1860, después llamado teléfono.
Este nuevo invento que revolucionaría el mundo de las telecomunicaciones enseguida se extendió por numerosos países. En España la primera experiencia fue en la isla de Cuba, entonces colonia española, concretamente en la ciudad de La Habana. Sucedió el 8 de octubre de 1877, cuando se estableció una comunicación telefónica entre el cuartel de bomberos de la capital cubana y el domicilio particular del industrial y teniente-coronel Juan J. Muset, vicejefe de los bomberos y una persona sumamente interesada por las innovaciones tecnológicas.
Fue poco después en la península ibérica cuando se produjo la primera experiencia, es decir, la segunda de España, concretamente en Barcelona. Sin embargo, algunas fuentes atribuyen a la ciudad de Mataró como la pionera del teléfono peninsular, asegurando que en noviembre de 1877 unos empleados de la estación ferroviaria de dicho municipio realizaron unos experimentos con dos aparatos Edison instalando una línea de 723 metros de longitud con un cable de alambre de hierro de 2 milímetros de diámetro. Ello debería ser objeto de una investigación más exhaustiva para aclarar dudas.


Retrato de Tomàs Josep Dalmau i Garcia

La introducción del primer teléfono en Barcelona fue gracias a Tomàs Josep Dalmau i Garcia, óptico y comerciante barcelonés que destacó por la adquisición de la patente de la dinamo de Zenobe T. Gramme, la cual aprovechó para idear un sistema de alumbrado eléctrico ensayado en las fábricas Chocolates Juncosa y Batlló Hermanos, y posteriormente usado de manera definitiva para la factoría de La Maquinista Terrestre y Marítima. Era hijo de Francesc Dalmau i Faura, músico, óptico, constructor e importador de material científico que en 1872 fundó la sociedad Francisco Dalmau e Hijo.
En uno de sus viajes al extranjero se interesó por la patente de Bell, especialmente tras las primeras pruebas realizadas por Louis François Clément Bréguet en la Académie des Sciences de Paris el 29 de octubre de 1877. Para ello presentó el 21 de noviembre siguiente una instancia para conseguir "un procedimiento para reproducir y transmitir los sonidos y voces articuladas, con su tono, intensidad y calidad". Tras recibir la concesión del Estado para construirlos en serie en su fábrica Francisco Dalmau e Hijo, previas trabas administrativas, el "Diario de Barcelona" del 5 de diciembre de 1877 anunciaba públicamente la llegada del nuevo sistema de comunicación así como la intención de ensayar su funcionamiento: "El conocido fabricante de objetos científicos D. Francisco Dalmau e hijo ha recibido dos pares de teléfonos de Alejandro Graham Bell, destinados a la Escuela de Ingenieros industriales de esta capital. Es un instrumento sumamente sencillo, casi tan sencillo como el aparato acústico que hoy tan generalizado se halla en los talleres, escritorios, etc., con la sola diferencia de que, según ya dijimos, en vez de ser conductor de la voz un tubo, lo es un alambre que se electriza por la vibración de una delgadísima placa circular de acero adaptada al agujero o campana por donde se habla o recibe la voz. Es tan reducido su volumen que se lleva fácilmente en el bolsillo. Los experimentos del teléfono se harán entre dos establecimientos científico-literarios de esta capital".


Retrato de Narcís Xifra i Masmitjà, ayudante de Dalmau

El 16 de diciembre del citado año, se efectuaron las primeras pruebas telefónicas entre dos salas situadas en distintas plantas de la Escuela Industrial de Barcelona. Para ello colaboró el ingeniero e industrial gerundense Narcís Xifra i Masmitjà, que trabajaba en la sociedad Francisco Dalmau e Hijo desde el año 1874.
Tras finalizar las pruebas de esta primera experiencia, el telegrafista, ingeniero eléctrico y divulgador canario Antonino Suárez Saavedra expresó su insatisfacción declarando que "en una de esas pruebas tuve yo ocasión de funcionar y de convencerme de la mala calidad o poca sensibilidad de los teléfonos de la prueba, que llegaba a tal extremo de tener que esforzarse la voz al transmitir con tales ímpetus que, a pesar de mediar gruesas paredes y un gran patio intermedio, el que recibía escuchaba a la vez la voz del que hablaba, haciéndonos dudar de la verdad de todo cuanto se había escrito sobre el teléfono, y temer por la salud de los empleados que tuvieran que usar tal sistema en el servicio público". Sin embargo, el mismo personaje fue posteriormente testigo de los buenos resultados y las ventajas de la aplicación del sistema de telefonía, terminando por participar en la primera experiencia de larga distancia entre el castillo de Montjuïc y la Ciutadella.
Tras los primeros ensayos, la revista "El porvenir de la industria" del 21 de diciembre de 1877 escribía que "La Escuela de Ingenieros Industriales de esta ciudad (...) ha sido (...) la primera en poseer el teléfono, instrumento que tanto llama la atención en todo el mundo científico y que está destinado a causar una revolución en la telegrafía. (...) El pedido ha sido hecho por conducto de la casa Dalmau de esta ciudad (...) pertenece ahora el honor de haber construido los primeros teléfonos con el modelo recibido para esta Escuela, cuyos aparatos son enteramente iguales en su construcción y en sus resultados al modelo de Bell recibido del extranjero. Las pruebas hechas con los teléfonos de la Escuela han dado resultados iguales a los que se han consignado en las publicaciones nacionales y extranjeras obtenidos en varios puntos, constándonos que se está trabajando para hacer cuanto antes una prueba más en grande entre dos estaciones de las líneas telegráficas de que dispone Barcelona. Consignamos con gusto la iniciativa de la Escuela, para que conste que es la primera, como debe ser, en acoger y popularizar los inventos útiles y los descubrimientos recientes, y felicitamos sinceramente a su dignísimo director D. Ramón de Manjarrés".


Poste telefónico en Montcada i Reixac, de la línea Barcelona-Zaragoza

Otro ensayo se efectuó pocos días después, la noche del 26 del mismo mes, siendo la primera conferencia telefónica a larga distancia a través de cable telegráfico entre Barcelona y Girona. El ensayo se vio sometido a dificultades insalvables en una primera fase debido a la utilización de la línea telegráfica del ferrocarril y a la falta de aislamiento del ruido. Sin embargo, horas más tarde, pudieron mejorarse los resultados en la transmisión y en la recepción Y a punto de finalizar el año, el 30 de diciembre, el industrial Frederic Font de la Vall con la ayuda técnica de Antonino Suárez Saavedra estableció la primera línea urbana entre el castillo de Montjuïc y la Ciutadella a través de Capitania General.
A principios de 1878 Dalmau y Xifra establecieron comunicación telefónica entre Barcelona y Tarragona con aparatos del modelo alemán Heller importados por Frederic Font de la Vall. El 20 de febrero de 1878 se le concedió a Dalmau el aparato telefónico Graham-Bell como patente durante los próximos cinco años. Ello fue posible porque la legislación española, en casos de inventores extranjeros que quisieran patentar su invento en España, sólo podrían tener el privilegio de su introducción durante cinco años. En junio de 1878 acreditó que estaba en práctica tras haber realizado varias pruebas en un taller de instrumentos científicos situado en el número 18 de la calle de Sant Ramon, en el barrio del Raval, y haber comprobado que el sistema estaba ya instalado en diversos lugares.


Publicidad de la Compañía Peninsular de Teléfonos, fundada en Barcelona en 1894

Los buenos resultados obtenidos motivó la creación en Barcelona de dos compañías telefónicas: por un lado la Sociedad Española de Electricidad, y por otro Telefonía, Fuerza y Luz Eléctrica, Compañía General de Electricidad, ambas fundadas en 1881. Un año después, un Decreto de 16 de agosto de 1882 autorizó al Cuerpo de Telégrafos, perteneciente al Ministerio de Gobernación el establecimiento de una red telefónica en España. Aunque el servicio tenía naturaleza estatal, se otorgaban concesiones a particulares para construir y explotar las redes. Dos años después, un Real Decreto de 1884 estableció el monopolio del servicio telefónico a favor del Estado, y en 1886 se autorizó la explotación a los particulares, cuyos permisos implicaban la construcción previa de una línea antes de su explotación.
En 1890 se fundó en Barcelona la Sociedad General de Teléfonos y en 1894 la Compañía Peninsular de Teléfonos. La proliferación de compañías telefónicas era en definitiva un reflejo del liderazgo catalán en cuanto a red de líneas, número de aparatos y usuarios abonados, culminando el final del siglo XIX con la inauguración la línea telefónica interurbana que unía Barcelona con Zaragoza y Madrid el 20 de abril de 1895. Sin embargo, la falta de interconexión de líneas y las diferencias tarifarias ocasionaron una caótica situación que se solucionó con la creación de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), constituida en Madrid el 19 de abril de 1924. En Barcelona la sede se ubicó en el edificio construido entre 1927 y 1928 entre la calle de Fontanella y la avenida del Portal de l'Àngel, actualmente existente.

Edificio de Telefónica en Barcelona recién construido

Fotos: Archivo Fundación Telefónica, Arxiu Reial Acadèmia de Ciències i Arts, Brangulí, 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola en la foto

Poste telefónico en Montcada i Reixac, de la línea Barcelona-Zaragoza-Madrid (1895)

Esa fecha no es muy acertada se ve un remolque tirado por tractor, un poste surtidor de gasolina y a mano derecha tendido electrico por las fachadas y la buena calidad de la fotografia sera de 1940

Ricard dijo...

Cierto, amigo. Ya está arreglado. De todos modos, las fotos no me agradan mucho pero veo que hay escasez de imágenes relativas a la época. Si encuentro relativas a los primeros servicios telefónicos de Barcelona, sustituiré algunas de estas fotos por otras mejores. Saludos.

Canet Bernat dijo...

El primer telèfon, el primer ferrocarril, el primer cotxe, no m'estranya que a Madrit ens tinguin tanta enveja i ens facin la vida impossible.

Sort que ja ens queda poc...