jueves, 19 de enero de 2017

De la planta asfáltica al Ateneu Popular de 9 Barris: 40 años de una acción popular


Se cumplen 40 años de la ocupación de la planta asfáltica situada en la Trinitat Nova, en el actual distrito de Nou Barris y que dio lugar al Ateneu Popular de 9 Barris. Aunque años atrás se dieron algunos precedentes y se produjeron acciones similares por toda la ciudad, ninguna de ellas tuvo tanta repercusión como ésta. Todo empezó a finales del año 1976, cuando en la confluencia de las calles de Sa Riera y de Potlligat se construyó una planta asfáltica destinada a la fabricación del asfalto necesario para la pavimentación del entones II Cinturón, actualmente Ronda de Dalt. Curiosamente, las instalaciones solo funcionaron durante un día y a modo de prueba, pero aún así la situación inquietó a los vecinos del barrio de la Trinitat Nova, los cuales recibieron el apoyo incondicional de asociaciones y entidades.


Mediante diversas asambleas, decidieron finalmente rechazar la planta asfáltica por contaminante y porque contravenía las disposiciones legales que exigían una distancia mínima de dos kilómetros de las zonas habitadas. A pesar de todo se construyó porque el entonces alcalde Joaquín Viola modificó el Plan Comarcal dejando sin efectos la consideración de terrenos como parque forestal. Previamente a la ocupación de la planta asfáltica se promovieron iniciativas más moderadas como cartas al Ayuntamiento de Barcelona, recogida de firmas, reuniones y manifestaciones. Básicamente los vecinos querían el traslado de las instalaciones para poder ubicar en su lugar una zona verde, equipamientos deportivos y un ateneo popular.


Siendo alcalde de la ciudad José María Socías, éste propuso instalar filtros para los humos y amortiguadores del ruido en la maquinaria de la planta asfáltica en vez de su traslado, sugerencia que provocó la ira vecinal y la decisión en asamblea de desmontar las instalaciones. Así fue como el domingo 9 de enero de 1977 se llevó a cabo la primera acción, cuando 500 vecinos entraron en el recinto y desmantelaron las instalaciones, un acontecimiento que tuvo repercusión en la prensa de la época. Los desperfectos se valoraron en más de diez millones de pesetas (60.000 euros), pero se había ganado la primera batalla. Al día siguiente se reunieron representantes del Ayuntamiento de Barcelona con representantes de la Asociación de Vecinos de 9 Barrios, llegándose al acuerdo de trasladar la planta asfáltica y que la nave de las instalaciones quedaría a disposición vecinal los domingos por la mañana de manera provisional.


Poco después se creó la Coordinadora Pro-Ateneo Popular de 9 Barrios, cuyo deseo era que la planta asfáltica pasara a ser un ateneo autogestionado entendido como espacio cultural capaz de recoger las expresiones artísticas y culturales, además de promover una cultura al alcance de todos. La integraban las vocalías de cultura de las asociaciones vecinales, numerosas entidades, grupos autónomos y personas varias que iban por libre. Al cabo de unos meses se produjo una segunda acción los días 4 y 5 de junio del mismo año, lo cual comportó la ocupación de la nave y sus alrededores. En este acontecimiento, conocido como las Treinta Horas por el tiempo que duró, diversas entidades celebraron actos festivos y culturales en los cuales participaron unas 50.000 personas de todas las edades. Tuvo también una gran repercusión sobre una Barcelona que estaba viviendo una gran efervescencia reivindicativa.


Hasta las segundas Treinta Horas de los días 3 y 4 de junio de 1978, las actividades se centraron en la adecuación de la nave y a desarrollar actividades culturales. El Ayuntamiento de Barcelona pretendió adueñarse de aquél proyecto popular convirtiendo el ateneo en un centro cívico municipal, una propuesta que finalmente no prosperó ante el rechazo unánime de los vecinos. Por ello, durante los años ochenta y hasta nuestros días, el Ateneu funciona autogestionado por el Bidó de Nou Barris, nombre que procede de los bidones de asfalto de la planta. En dicha autogestión el poder, las decisiones y el sistema de funcionamiento emanan únicamente por decisión popular, de forma asamblearia, sin intervención alguna de las administraciones. En ese sentido, se apostó por una cultura no institucional ni institucionalizada, al margen de cualquier oficialización, que emanara directamente de las personas, con libertad para definir y crear.


Posteriormente el Ateneu pasó a integrarse en la Coordinadora d'Associacions de Veïns de Nou Barris y reforzó sus relaciones con el distrito nacido oficialmente en 1984. En 1988 el Ayuntamiento de Barcelona acondicionó un escenario y un equipo de sonido, y en 1991 inició una gran reforma integral de la nave. Durante este tiempo, el material del Ateneu se guardó en unos almacenes del barrio de las Roquetes. Para evitar la detención de las actividades, éstas se realizaron en diferentes barrios del distrito de forma itinerante.
El 23 de octubre de 1994 se inauguró el nuevo edificio construido sobre la vieja nave. En 1999 integró la escuela de circo Rogelio Rivel, un referente de primer orden a escala internacional. Desde el año 2007 forma parte de la Xarxa de Fàbriques de Creació, pues el Ateneu da cabida a diversas entidades culturales. Durante el año 2013 se estrenó la segunda reforma del edificio de la antigua nave que comportó una mejora de las instalaciones, una ampliación del espacio y una modernización general.


Tuve el placer de conocer el Ateneu Popular de 9 Barris porque entre los años 1995 y 2010 ubicó allí su sede el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris, entidad cultural sin ánimo de lucro fundada en 1983 en la Escuela Freire por un grupo de vecinos sensibilizados en la preservación y difusión de la memoria histórica y la defensa del patrimonio. Empecé a colaborar desinteresadamente en 1999 y desde entonces he desarrollado funciones como historiador, redactor, tesorero, ponente, guía de rutas urbanas y encargado de documentación, entre otras facetas que me han dotado de experiencia para el mercado laboral en el ámbito cultural. Desde el 2011 nos ubicamos en el Espai Via Favència.
Recuerdo a la gente del Ateneu muy abierta, integradora, flexible, dialogante, cordial y positiva. Siempre se respiraba buen ambiente, un clima agradable de gente singular de todas las edades donde todos éramos iguales y no había discriminación alguna por edad, lengua, procedencia, raza, sexo, orientación sexual, ideas políticas, creencias religiosas u otras particularidades.


Los pasillos siempre estaban transitados y las salas ocupadas por gente desarrollando actividades culturales y artísticas de diversa índole, siendo el circo la faceta más potente. Allí fue donde percibí la importancia de disponer de una industria circense en Barcelona, una asignatura pendiente a pesar de que la ciudad fue antaño la cuna de muchos payasos y artistas de proyección nacional e internacional. Barcelona necesita un circo permanente y siempre he defendido la opción de la plaza de toros de la Monumental. La escuela de circo es un referente que rompe fronteras y lleva el nombre de Rogelio Rivel, de nombre real Roger Andreu, hermano pequeño del mítico Josep Andreu, más conocido mundialmente como Charlie Rivel. Su prestigio no es casual, pues acuden artistas circenses de varios países que instalan allí mismo su roulotte, y además la calidad de la formación es extraordinaria, formando artistas y, por encima de todo, personas con grandes valores.


Existe un fuerte vínculo histórico y emocional entre el Arxiu y el Ateneu, como si de alguna manera ambas entidades fuesen hermanas. Y ello no es casualidad, ya que muchos de quienes participaron en la ocupación y desmantelamiento de la planta asfáltica y en las Treinta Horas de 1977 y 1978 terminaron fundando el Arxiu o bien se convirtieron en socios activos. La colaboración entre ambos equipamientos populares siempre ha sido efectiva, desde la redacción de artículos en la ya desaparecida revista del Ateneu hasta en la elaboración de algunas actividades. El lugar para hacer un breve paréntesis es el bar, punto de encuentro o ágora, donde además de tomar una consumición, las chicas de la cocina te cocinan unos platos caseros excelentes que a todo el mundo recomiendo probar. Cuando el Arxiu tenía allí su sede, cada vez que íbamos al bar decíamos “anem a l’oficina”.


La materialización del Ateneu fue posible porque la ocupación y desmantelamiento de la planta asfáltica se produjo en un momento históricamente adecuado y oportuno. Fueron los años en los que tocaba ceder y escuchar las peticiones ciudadanas, tiempos de cambios y de rupturas. Por el contrario, de haberse producido en plena década de los ochenta o noventa hubiese sido mucho más complicado o, tal vez, imposible. De algún modo el verdadero final del franquismo y el origen de la democracia lo marcó este acontecimiento, pues ello supuso el fin del autoritarismo y el triunfo del poder popular. Si la planta asfáltica fue el monumento a un régimen dictatorial, el Ateneu es el monumento a la democracia, y el paso de una cosa a otra fue visto como la transición de la represión a la libertad. La acción demostró que la conquista de los espacios para modelar una ciudad al gusto de sus ciudadanos era algo posible, y que con unidad y voluntad se era más fuerte.


El Ayuntamiento de Barcelona, ante el temor de verse desbordado o desprestigiado, se vio obligado a acelerar su democratización para responder a las demandas sociales, incluso cediendo por conveniencia para evitar la proliferación de conflictos. Las victorias vecinales llevaron a más triunfos ante unas administraciones que se vieron obligadas a ceder, y ello ha hecho que muchos barrios de Barcelona con numerosos problemas hayan logrado remontar y disponer de ese nivel y calidad de vida merecidos. Sin las luchas muchas cosas no hubiesen sido posibles, y la acción de la planta asfáltica, a pesar de los numerosos precedentes, fue la estocada definitiva y el motor del cambio en la ciudad. Así fue como se resucitó la ahora tan reivindicada democracia social y participativa. Muchas historias se podrían contar del Ateneu, especialmente quienes vivieron los acontecimientos en primera persona. Que para siempre continúe este patrimonio inmaterial y cultural de Barcelona.

Podéis consultar más información acerca del Ateneu en la página web www.ateneu9b.net.
Fotos: Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris, Jerome Bischel, Kim Manresa.

1 comentario:

Jaume Estruch dijo...

REcuerdo muy bien esa época.. aunque yo sólo tuviera 17 años...
Gracias por hacer artículos así...
Casi han pasado 50 añosy en muchos aspectos estamos más atrasados que entonces...