viernes, 29 de septiembre de 2017

Un itinerario histórico por el barrio dels Indians


Recientemente se celebró la tradicional y entrañable Festa Major dels Indians. Esta barriada, que durante muchos años fue erróneamente asociada con el Congrés, en realidad constituye una identidad y una realidad muy diferente al conjunto de viviendas promovidas con motivo del XXXV Congreso Eucarístico Internacional de 1952 celebrado en Barcelona. Se trata de un núcleo con más de medio siglo de historia que el citado barrio erigido entre 1953 y 1967. Sin embargo, el hecho de hallarse en un espacio a caballo entre el Guinardó y los terrenos de la masía de Can Ros, le hizo perder identidad hasta que la Comissió de Festes del barrio le creó una bautizándolo como Indians. La idea parte de que la barriada la fundaron catalanes indianos que hicieron riqueza en sus negocios comerciales con Cuba y que tras perderse la Isla vinieron a Barcelona y construyeron sus residencias en terrenos de las masías de Can Berdura y Can Sabadell. Esta versión no está históricamente comprobada, por lo que se cree que se trata de un mito.


La documentación hallada nos indica que en 1895, dos propietarios de la zona, los hermanos Manuel y Pere Romaní, solicitaron permiso para urbanizar los terrenos de las actuales calles de Jordi de Sant Jordi, Pinar del Río y Matanzas, pero que el Ayuntamiento de Barcelona lo denegó porque el proyecto no se adecuaba al Plan Cerdà. Sin embargo, a finales de siglo XIX se abrieron las citadas calles y durante el primer tercio del siglo XX se iría urbanizando lentamente. La mayoría de los nuevos vecinos eran obreros de las fábricas cercanas, pero también había comerciantes, administrativos y profesionales liberales. Buena parte de ellos provenían de otros lugares de la ciudad y aprovecharon los terrenos que compraban como huerto para el autoconsumo. Poco tiempo después se empezaron a construir casas de primera y segunda residencia y pisos de alquiler, además de viviendas promovidas por cooperativas, lo cual configuró la nueva barriada de Berdura como un núcleo interclasista.


Algunas de las torres destacadas» fueron: Can Frau, propiedad de Diego Frau, agente de cambio y bolsa; Can Trius, propiedad de Josep Trius, concejal del Ayuntamiento de Barcelona y gerente de CINAES (empresa barcelonesa de espectáculos de ámbito estatal); Villa Carmen, propiedad del agente de bolsa Francisco «Pantxo» Subirats, indiano que dio pie a la (probablemente legendaria) historia del origen del barrio, y al cual le atribuyen como principal responsable de la nomenclatura con nombres que evocan a municipios de Cuba; Can Biosca, propiedad de Domènec Biosca, industrial, considerado uno de los introductores de los extintores en Cataluña; La Torre del Italiano, situada en la calle Jordi de Sant Jordi esquina Campo Florido, adquirida en 1923 por el negociando Reinaldo Belanzasca; y La Gallinaire, en la calle de Francesc Tárrega, de Carmen Palomé, propietaria de varias paradas de aves en los mercados de la ciudad.
Reflejo de la existencia de una vida de barrio fue la presencia de comercios y la creación en 1918 de la Asociación de Vecinos y Propietarios de Can Berdura, con sede social en el local de la Sociedad Recreativa Instructiva "El Porvenir", en la calle de Capella nº8. desapareció en 1939. Paralelamente, también se fueron urbanizando los terrenos propiedad de Salvador Riera i Giralt, Joaquim Prats i Roqué y Ramon Albó i Martí, y que se integran dentro de la barriada dels Indians.


El actual barrio dels Indians está delimitado por el paseo de Maragall, las calles de Prats i Roqué, Ramon Albó, Alexandre Galí, Puerto Príncipe, Felip Bertràn i Güell, Cienfuegos, Concepción Arenal, Felip II y Olesa, y la plaza de Maragall. A su vez, el núcleo correspondiente a los antiguos terrenos de las masías de Can Berdura y Can Sabadell lo delimitaría el paseo de Maragall, las calles de Manigua, Alexandre Galí, Puerto Príncipe, Felip Bertràn i Güell, Cienfuegos, Concepción Arenal, Felip II y Olesa, y la plaza de Maragall. Mientras que el núcleo formado por los tres propietarios antes citados quedaría formado por el paseo de Maragall, y las calles de Prats i Roqué, Ramon Albó, Alexandre Galí y Manigua.
El itinerario fue redactado y organizado por un servidor conjuntamente con mi amigo y compañero el historiador Ricard Sas Filella, pues ambos formamos parte del Arxiu Històric del Congrés-Indians (vocalía perteneciente a la Associació de Veïns del Congrés-Indians). El punto de partida propuesto es la plaza del Rom Cremat, espacio nacido tras el derribo de las viejas casas del desaparecido pasaje de Ramon, y que da a la calle de Jordi de Sant Jordi, antes llamada de La Habana. En dicha plaza se halla la escuela pública Pompeu Fabra, y constituye el centro o ágora de la barriada, donde se efectúan la mayoría de celebraciones. Otro punto de partida puede ser la plazoleta dels Indians (entre las calles de Felip II y Garcilaso) o bien Jordi de Sant Jordi con Cienfuegos, donde hay una interesante representación de casas unifamiliares y bloques de viviendas de principios del siglo XX.


Continuando por Jordi de Sant Jordi, si giramos a la derecha por Campo Florido, luego otra vez a la derecha por Matanzas y, finalmente, una vez más a la derecha, llegaremos al pasaje de Can Berdura. El nombre procede de una antigua masía ubicada originalmente entre las calles de Puerto Príncipe y Campo Florido. La información nos indica que fue muy antigua, reconstruida en 1771 a cargo del maestro de obras Joan Rossinyol. El primer propietario del cual se tiene constancia es de Josep Berdura Sitjà. Uno de sus hijos, Mariano Berdura Gaig se convirtió en l'hereu. Una hija de éste último, Concepció Berdura Crusents, conocida como la Sió de Can Berdura, tuvo una parada de frutas y hortalizas en el mercado del Clot. La masía era pequeña, de modo que para complementar adquirieron bajo arrendamiento tierras de otros propietarios para cultivarlas, por ejemplo de Josep Anton Ros, propietario de la masía de Can Ros. A finales del siglo XIX y principios del XX fue vendiendo sus parcelas para urbanizarlas, dando origen a la llamada barriada de Berdura. En 1956 la masía se derribó para abrir la calle de Campo Florido.


Si seguimos por la calle de Puerto Príncipe, giramos por Campo Florido hasta llegar a Francesc Tàrrega con Pinar del Río, llegaremos a la Torre Rosa, una coctelería ubicada en una antigua torre residencial. Originalmente llamada Villa Jazmines, es obra del arquitecto Ferran Tarragó. Fue edificada en 1920 por su propietario, José Racionero Torres, el cual pertenecía a la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos y Propietarios de Can Berdura, llegando a ostentar el cargo de tesorero. El edificio consta de dos plantas más una torre mirador. Al marchar los últimos propietarios en los años cincuenta, el edificio acogió una escuela de educación primaria y de comercio llamada Academia Práctica. Después albergó la Academia Fertom, un referente educativo del barrio de los años sesenta que se anunciaba con "amplios jardines y mucho sol". Cerró el curso 1982-83 tras la inauguración de la nueva escuela pública Doctor Ferran i Clua. Posteriormente fue adquirida por Cecilia Clavell pasando a acoger desde 1987 una coctelería llamada Torre Rosa, por el color rosado que se empleó para rehabilitar el exterior del edificio. Tanto la propietaria como sus hijos Miriam, Isabel, Jorge y Carlos Reig son los que regentan el local. La calidad ha dado fama y prestigio en toda Barcelona hasta el punto de convertirse en un referente de los cócteles y del ocio nocturno.


Continuaremos por la calle del Pinar del Río hasta la equina con Puerto Príncipe. Nos daremos cuenta de la presencia de un edificio industrial que nos advertirá del pasado industrial del barrio, con industrias limpias instaladas a partir de los años sesenta. Dicho edificio albergó en 1960 la sede la empresa Roselson, dedicada a la construcción de radios, tocadiscos y amplificadores. Fue además un referente en muebles que integraban equipos de música con altavoces. Al no superar la crisis de los años setenta se transformó en la empresa Vecal, que fabricó para marcas como Sony, Pionner, B & W o Panasonic. En junio de 1977 hubo un atraco con el resultado de una víctima mortal, el cajero de la empresa, y el robo de 3 millones de pesetas. En la misma calle, cercano a Garcilaso hubo otra empresa, Hispano Ico, dedicada a la fabricación y la venta de jeringas y agujas hipodérmicas, termómetros clínicos, artículos sanitarios y de puericultura, así como la elaboración, importación, almacenamiento, distribución y venta de productos farmacéuticos. Y ya al final de la misma calle, en el solar lindante con Alexandre Galí hubo la empresa Gal Punt, luego llamada Fibra Punt, dedicada a fabricar jerseys y a otras piezas de género de punto. La nave fue posteriormente ocupada por el gimnasio Olympia, y en la actualidad está sin uso alguno tras fracasar el proyecto de construcción de un bloque de viviendas de alto standing.


Si seguimos por Pinar del Río hasta la esquina con Matanzas, observaremos en el suelo una placa que nos recuerda la existencia de un refugio antiaéreo de la Guerra Civil, uno de los siete que se llegaron a construir. Concretamente éste, el Refugio 977, fue iniciativa municipal a través del Servicio de Defensa Pasiva Antiaérea. Las obras, presupuestadas en 66.228,44 pesetas, empezaron en otoño de 1936 bajo la dirección del consejero-regidor Manuel Muñoz Díez. Se trata de un refugio tipo mina, es decir, galería con bóveda de medio punto formada por un único corredor sin ramales. Se preveía reutilizarse como parte integrada de la red de alcantarillado una vez acabara el conflicto. Tenía una longitud de 153, 40 metros, una anchura de 1,80 metros, una altura de 2,10 metros y una profundidad de 5 metros. Disponía de tres accesos situados en las esquinas de las calles que cruzaban Pinar del Río. La renovación del aire se conseguía mediante unos pozos de ventilación. Actualmente se conservan en buen estado 148,71 metros, si bien no es visitable.


Continuaremos por la calle de Matanzas hasta el número 40. Donde ahora hay un moderno bloque de viviendas, antaño hubo la pista de baile Río de Janeiro, el referente popular y recreativo más importante del barrio. Construido en 1950 a cargo de los hermanos Joan y Josep Escofet en colaboración con Francesc Boada (de la masía de Can Clariana), era un recinto rodeado por un porche ligeramente elevado sobre la pista de baile. A nivel de pista habían las sillas de madera plegables perfectamente alineadas en los laterales donde se sentaban los jóvenes antes y después de salir a la pista a bailar. Sobre un podio cubierto más elevado se situaba la orquesta que amenizaba las sesiones de baile. En verano, además de organizarse verbenas, se proyectaban películas al aire libre. También se usaba como pista de patinaje. En 1962 la pista de baile cerró y en su lugar los mismos propietarios hicieron construir el cine Río. Inaugurado el 30 de mayo de 1963, inicialmente empezó como sala de reestreno con programas dobles, funcionando como la típica sala de barrio. Años después, el empresario Pedro Balañá lo adquirió y lo sometió a una remodelación interior con una decoración al estilo de las otras salas de proyecciones de la misma cadena, obra del arquitecto Antoni Bonamusa. El 29 de enero 1973 reabrió sus puertas completamente renovado y como sala de grandes estrenos cinematográficos. La sala constaba de una platea con 796 butacas y un anfiteatro con 404 butacas. En julio de 2002 cerró definitivamente sus puertas.


Si continuamos por la calle de Matanzas llegaremos hasta la calle de Garcilaso, la principal arteria del barrio. Abierta el año 1867, originalmente se llamó calle de Estébanez, cuya atribución todavía no resulta muy clara. Si bien se apunta al militar canario Nicolás Estévanez Murphy, existen dudas dado que el bautizo de esta arteria coincidió con los años de la Restauración borbónica, mientras que dicho personaje fue un republicano convencido que luchó en la Guerra de Cuba y participó en la Revolución de Septiembre de 1868 contra Isabel II. Desde 1939 pasó a llamarse Garcilaso en honor al poeta del siglo XVI Garcilaso de la Vega. A través de esta calle circuló entre 1883 y 1901 el tranvía de vapor que comunicaba La Sagrera con el entonces municipio de Sant Joan d'Horta. Por sus dimensiones fue conocido popularmente como "La Capsa de Mistos". Y desde 1959 transcurre bajo tierra la L5 de metro (entonces Línea II hasta 1970) con una parada ("Congrés") entre las calles de Francesc Tàrrega y Matanzas. Este eje que formaba parte de la antigua carretera de La Sagrera a Sant Joan d'Horta, se previó como una vía rápida. Descartada esa idea, actualmente es una calle con numerosos comercios, bares y restaurantes.


Subiendo calle de Garcilaso hacia el paseo de Maragall llegaremos ante lo que una vez fueron los laboratorios del Doctor Ferran. Actualmente solo se conserva parte del muro perimetral y la casa que hace esquina con la calle de las Acàcies. Fue en 1903 cuando el doctor Jaume Ferran i Clua (Corbera d'Ebre 1852- Barcelona 1929), especializado en bacteriología y microbiología, con la ayuda del Ayuntamiento de Barcelona, adquirió estos terrenos para dedicarse a sus investigaciones por su cuenta, harto de las intrigas de sus colegas que lo hicieron destituir de su cargo como director del Laboratorio Microbiológico Municipal. Es famoso por haber descubierto una vacuna contra la cólera, el tifus y la tuberculosis, además de mejorar la antirrábica del doctor Pasteur. En la finca, además del laboratorio se hizo construir su casa familiar. A pesar de su aislamiento, su valía científica fue reconocida a nivel internacional en 1918 con la concesión del premio Bréant de la Academia de las Ciencias de París. En mayo de 1929 el rey Alfonso XIII, amigo personal del doctor Ferran, visitó las instalaciones. Tras la muerte de éste el 22 de noviembre de 1929, el doctor Roux primero y el doctor J. Vila Ferran tras la Guerra Civil prosiguieron su labor investigadora. En 1973 el Ayuntamiento de Barcelona adquirió la finca para construir viviendas y aparcamientos, pero las entidades vecinales de los barrios del Congrés, Navas y Guinardó reclamaron equipamientos educativos. Finalmente, en 1981 ganaron la batalla y ello hizo posible la construcción al año siguiente de la escuela de enseñanza primaria Doctor Ferran i Clua y el instituto de secundaria y bachillerato L'Alzina.


Si continuamos un poco más arriba llegaremos a una plazoleta sin nombre limitada por el paseo de Maragall y la calle de las Acàcies. Allí se puede observar el monumento al Doctor Ferran, obra del escultor Josep Cañas i Cañas, e inaugurada el 26 de octubre de 1972 tras cerrar los laboratorios. Fue una iniciativa de los Amigos del Paseo de Maragall. En la esquina de las calles de Garcilaso con Acàcies existió de Can Sabadell, una masía del siglo XVII que en 1882 se documenta como propiedad de Josep Sabadell, y después de Martí Sabadell Buixó. A finales del siglo XIX se amplió con la construcción de un cuerpo anexo. Fue derribada en los años cuarenta afectada por la remodelación del paseo de Maragall. Entre los años 1901 a 1904, el F.C. Barcelona tuvo allí su tercer campo de juego. Alquiló unos terrenos propiedad de la masía y construyó su campo de 110 metros de largo por 80 metros de ancho, presupuestado en 1.000 pesetas. Antes de comenzar cada partido los jugadores sacaban piedras y malas hierbas para explanar el terreno y cargaban con las porterías. Los vestuarios se hallaban en la misma masía. El mismo Joan Gamper marcaba las líneas con la regadera de cal. Había un acceso para el público asistente y otro para los carruajes, sin taquilla, por lo que a los espectadores no se les cobraba entrada.


La inauguración oficial del nuevo campo tuvo lugar el 23 de noviembre de 1901, con un partido entre el F.C. Barcelona y un grupo de marineros del barco inglés Calliope, amarrado en el puerto de Barcelona. Fue entonces cuando se estrenaron las primeras redes para las porterías, poniendo fin a las discusiones surgidas sobre si el balón había entrado o no. Durante la temporada 1901-1902 ganó la Copa Macaya y el Campeonato de Cataluña. La expectación que generaba Joan Gamper hizo que en algunos partidos asistieran hasta 10.000 personas. La temporada 1902-1903 se creó la Copa Barcelona y  el club se negó a formar parte de la Federación Gimnástica Española al prohibir la alineación de jugadores extranjeros, inscribiéndose a cambio en la Associació Catalana de Foot-Ball. La temporada 1903-1904 Joan Gamper colgó las botas para dedicarse por completo a sus negocios y fue la primera vez que el club jugó un partido internacional, contra el Stade Olympique de Toulouse. A principios de 1905, el Barça abandonó el campo porque los propietarios de los terrenos de Can Sabadell preveían urbanizarlos, pues parte de los terrenos que actualmente ocupa el barrio fueron propiedad de esta masía. Así, pues, el club se trasladó antiguo campo del desaparecido F.C. Hispania, entre las calles de París, Casanova, Londres y Muntaner.


Finalmente, la última parada correspondería en la calle de las Acàcies, donde se pueden contemplar las casas de corredor así como edificaciones anteriores a la Guerra Civil, también con mezcla interclasista. Es el sector dels Indians correspondiente a terrenos promovidos por Salvador Riera i Giralt, Joaquim Prats i Roqué y Ramon Albó i Martí. Salvador Riera i Giralt (Barcelona 1847-1916) fue un comerciante y terrateniente que a finales del siglo XIX compró unos terrenos procedentes de la heredad de Torre Llobeta y de Can Basté, propiedad del marqués de Castellbell. En 1894 adquirió la masía y los terrenos del Mas Guinardó. Él y su esposa, Cecilia Estapé Maymó, vivieron en Mas Viladomat, ocupado actualmente por los edificios propiedad de "La Caixa" (Sant Antoni Maria Claret con rambla de Volart). En 1909 urbanizó el sector que ahora forma parte dels Indians. Joaquim Prats i Roqué (Sant Martí Sarroca 1821-Barcelona 1894) fue un aristócrata y propietario de terrenos que dio 80.000 pesetas a la Caja de Barcelona para la construcción de un conjunto de casas baratas. Y Ramon Albó i Martí (Barcelona 1872-1955) fue un político, sociólogo y abogado que adquirió varios terrenos en propiedad para la construcción de viviendas. La calle dedicada a su nombre fue abierta en 1914 y hace frontera con Vilapicina i la Torre Llobeta, del distrito de Nou Barris. Fue militante de la Lliga regionalista y con fuertes convicciones católicas, el primer juez presidente del Tribunal Tutelar de Menores en 1922 y director general de Prisiones. Trabajó para el progreso del sistema penitenciario y para la rehabilitación de los niños delincuentes. Es hijo predilecto de Castellterçol.


Recorrer toda la calle hasta llegar a Alexandre Galí, observando las antiguas casas, ayudará a contemplar la diferencia entre este sector del barrio y el que comprende los antiguos terrenos de Can Berdura y Can Sabadell. A modo de curiosidad, en la calle de Prats i Roqué (erróneamente llamada Prat d'en Roquer) hubo la vivienda de la familia Fàbregas Tarrida, de alto poder adquisitivo, la cual tuvo en el patio interior de la casa un pequeño zoológico particular. Las monas fueron regaladas al zoológico de Barcelona.
Sobre el barrio dels Indians queda todavía mucha historia por investigar y descubrir, pues se trata de un espacio poco estudiado pendiente de definir varios aspectos, entre ellos averiguar quiénes fueron los primeros propietarios y así resolver definitivamente el mito (o la realidad) de los indianos.

Fotos: Agrupació Excursionista Muntanya, Arxiu Fotogràfic de Barcelona, Arxiu F.C. Barcelona, Arxiu Pere Balañà, Arxiu TMB, Arxiu Torre Rosa, Brangulí, GoogleMaps, lameva.barcelona.cat, Zerkowitz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Trobo a faltar la pista azul, de patinatge, a la cantonada carrer Pinar del rio amb Puerto Príncipe...