viernes, 20 de abril de 2018

Manuel Valls: ¿un alcaldable adecuado para Barcelona?


Sorpresa, controversia y polémica ha generado la posibilidad de que el político francés de origen español Manuel Carlos Valls Galfetti, más conocido como Manuel Valls, se presente a través de Ciudadanos como candidato a la alcaldía de Barcelona. No se trata de algo confirmado, pues el ex-primer ministro está estudiando la oferta lanzada por el citado partido de Albert Rivera.
Sus raíces catalanas son innegables. Es nacido en Barcelona el 13 de agosto de 1962. Su abuelo paterno Magí Valls i Martí (+1970) fue uno de los fundadores del periódico "El Matí" en 1929 y del Club de Tennis Horta en 1912, colaborador en las publicaciones "La Ilustració Catalana" o "D’ací i d’allà", fundador de la Banca Ponsa i Valls y militante de Unió Democràtica de Catalunya (UDC). Su padre, Xavier Valls i Subirà (1923-2006) fue un prestigioso pintor reconocido con numerosos premios a lo largo de su vida, tanto en España como en Francia. Su primo, Manuel Valls i Gorina (1920-1984) fue un compositor, músico, profesor y crítico musical conocido especialmente por haber compuesto en 1974 el actual himno del Futbol Club Barcelona. Y su prima, Roser Capdevila i Valls (1939) es una escritora e ilustradora de libros infantiles, siendo especialmente conocida por la creación de "Les tres bessones".


Su relación con Barcelona es mayor de lo que parece. Al poco de nacer fue bautizado en la parroquia de Sant Joan d'Horta. Su padre compró una vivienda con jardín en la calle de Salses, en el barrio de Horta, y desde entonces los viajes de Manuel a la capital catalana durante los meses de verano y esporádicamente cada febrero fueron regulares. Allá en la casa natal vive su hermana Giovanna. De adolescente jugaba al tenis en el Club de Tennis Horta.
A los 17 años de edad se afilió al Parti Socialiste (PS) de Francia y en 1982 se nacionalizó francés. Así fue como empezó su carrera política ejerciendo hasta la actualidad. La cuestión planteada es si Manuel Valls es un candidato adecuado para aspirar a la alcaldía de Barcelona, una pregunta muy prematura para alguien que deberá de demostrar a todo el mundo qué conoce acerca de la capital catalana. Poco sabemos de éste político que buena parte de su carrera la ha hecho en Francia, cuya imagen, tal vez distorsionada y equivocada, nos llega de unos medios de comunicación siempre al servicio de determinadas ideologías.


Sin duda, para aspirar a presidir una ciudad, el mínimo requisito es conocerla bien, y para ello es fundamental haber vivido un tiempo en ella. No basta con rodearse de un buen equipo de técnicos y expertos que lo resuelvan todo a modo de tecnocracia, sino demostrar unas capacidades óptimas acerca del territorio al cual se aspira a gobernar. De ello depende que la ciudadanía deposite su confianza, además de saber escuchar los problemas e inquietudes de las gentes y ser capaz de dar una respuesta convincente, además de poder diagnosticar las deficiencias de cada barrio y ofrecer propuestas de actuación realistas.
Tanto quienes aprueban como quienes rechazan una posible candidatura de Manuel Valls deben ser sinceros y plantearse si su criterio responde a su posible capacidad de ser buen alcalde de Barcelona, así como su conocimiento real de la ciudad que permita la elaboración de un programa eficiente y eficaz. O, si por el contrario, se plantean únicamente cuestiones ideológicas, algo que nada tiene que ver con sus cualidades políticas. Especialmente se le ha juzgado por sus posibles simpatías hacia el partido Ciudadanos y sobretodo por su rechazo abierto a la independencia de Cataluña. De ahí tanta controversia y polémica. ¿Acaso ello contribuirá a que sea mejor o peor alcalde, incluso por encima de sus conocimientos sobre Barcelona y su capacidad de gestionarla adecuadamente?


Para determinar la calidad de un político, no debemos mezclar cualidades profesionales con ideología. No es la primera vez que alguien quien comulga con nuestro pensamiento carece de carisma y liderazgo, mientras que otros, por contra, aun estando en desacuerdo con su doctrina, dotan de un excelente don de gentes y de capacidad de resolución. Del señor Valls espero carisma, alguien capaz de atraer las masas, de seducir y de proponer algo atractivo y carente de las demagogias a las que estamos (mal) acostumbrados últimamente. Como barcelonés quiero un alcalde (o alcaldesa) que imponga un equilibrio entre política social y política empresarial, de modo que buena parte de los beneficios obtenidos en eventos se inviertan en la lucha contra las desigualdades y en mejorar la calidad de vida de los barrios. La construcción de equipamientos culturales, educativos, deportivos y sanitarios, además de zonas verdes, vivienda social y asequible, fomento del transporte público y la lucha contra la pobreza y los desequilibrios entre barrios es fundamental para meterse a la ciudadanía en el bolsillo. Pero ello no debe eximir el fomento como ciudad de turismo y patrimonio, como ciudad de ferias y congresos, como ciudad de comercio y restauración, como ciudad de arte y cultura, y como ciudad de investigación y desarrollo. En definitiva, una Barcelona cosmopolita, abierta e integradora que mantenga su posición en el mundo, que lidere la capitalidad del Mediterráneo y sea habitable para el disfrute de todos. ¿Será capaz el señor Valls, un seigneur d'Horta, de alcanzar esta meta? Bonne chance, monsieur Valls.

Fotos: Archivo Europa Press, francais.rt.com, huffingtonpost.fr, Toni Catany.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola no creo que sea condición "sine qua non" el conocer si no el querer.

Han pasado bastantes alcaldes que conociendo bien la ciudad se les ha olvidado pronto las problemáticas.

Quizá, -a lo mejor- éste al ser Francés tiene otro talante.

Saludos

Ricard dijo...

Gracias por tu comentario. Es una buena observación. Quién sabe si llega a ser alcalde de Barcelona y da una sorpresa agradable e inesperada. Ojalá sea así. Un saludo.